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Arturo X. Pereiro / Director de la Cátedra Cruz Roja USC

'Conviene diversificar la oferta asistencial y de apoyos para poder acomodarla a las necesidades específicas de los mayores'

Entrevistamos al director de la Cátedra Cruz Roja USC y repasamos la evolución y consolidación de esta iniciativa que nació con el reto de contribuir a la mejora de la calidad de vida de los sénior

M.S. / EM 09-10-2023

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Pregunta.- La Cátedra Cruz Roja USC comenzó su andadura en 2016 con el ambicioso reto de contribuir a la mejora de la calidad de vida de las personas mayores. ¿Cuál diría que es el valor añadido de la labor de esta cátedra y que le ha hecho crecer en este tiempo?
Respuesta.- Creo que la cátedra es todavía joven para hacer un balance sobre su valor añadido en relación con otras iniciativas que compartan sus ambiciosos objetivos. Los que sí podemos asegurar es que todos estos años hemos trabajado con la ilusión de poner nuestra grano de arena proporcionando numerosas oportunidades para sensibilizar, formar y promover la investigación en ámbitos relacionados con la mejora de la calidad de vida en personas mayores, específicamente dentro de la comunidad universitaria.

P.- Recientemente celebraron el curso ‘Perspectivas de apoio e coidados para a mellora da calidade de vida das persoas maiores’. ¿Ha cambiado tanto el modelo de cuidados en los últimos años o, por el contrario, cree que debería continuar evolucionando?
R.- Efectivamente, en el curso de verano tuvimos la suerte de contar con excelentes académicos y profesionales que proporcionaron un amplio y profundo análisis acerca de cómo se prestan los apoyos y cuidados en diferentes contextos asistenciales en todo el estado, tanto en el ámbito comunitario como institucional –hospitales, centros de día, centros residenciales–. Tras la pandemia se visibilizó la necesidad de revisar el sistema y muchas comunidades autónomas pusieron en marcha grupos de trabajo para hacer valoración y propuestas de cambio. Sin embargo, no parece que por el momento se hayan llevado a cabo cambios importantes, de cierto calado, en la política de cuidados ni en la coordinación, por ejemplo, entre la asistencia sociosanitaria y sanitaria, o entre las instituciones que hacen  investigación y el sector profesional. Los trabajos deben seguir progresando y tener en cuenta las necesidades y preferencias expresadas por las propias personas mayores. 

P.- Según esto, entonces, ¿podemos tener una perspectiva optimista de hacia dónde estamos dirigiendo el diseño del actual modelo de atención a mayores?
R.- Parece claro que nadie discute hoy en día que el elemento central de los cuidados debe ser la propia persona, con su idiosincrasia e individualidad. Algunas propuestas, tanto procedentes del ámbito público como privado y que realmente se fundamentan en este principio, parecen ser viables y dar buenos resultados. Conviene diversificar la oferta asistencial y de apoyos para poder acomodarla a las necesidades específicas de las personas mayores y potenciar la alternativas que eviten el desarraigo y retrasen al máximo la institucionalización. Por otra parte, conviene eliminar las barreras y crear las condiciones para que las personas mayores puedan seguir realizando aquellas actividades y estableciendo relaciones que doten de sentido su vida. Unos cuidados sociosanitarios que promuevan la calidad de vida deben ser respetuosos con el mantenimiento de la capacidad para decidir, potenciar la autonomía, y el disfrute de la vida preservando el sentido de pertenencia y utilidad.

P.- ¿Es, la atención a los mayores en Galicia, distinta a la que se presta en otras comunidades autónomas? Es decir, ¿considera que existen diferencias regionales en cuanto a atención de los senior?
R.- La cartera asistencial es bastante semejante en las diferentes comunidades autónomas pero cada autonomía ha incentivado o potenciado más unos servicios que otros con el resultado de que un mismo perfil de persona mayor puede recibir cuidados o apoyo de modos bastante diferentes en virtud de la comunidad autónoma en la que resida. Podríamos sacar provecho de esta circunstancia si fuéramos capaces de evaluar la eficacia y relación coste/beneficio de los diferentes procedimientos y obrar en consecuencia para elegir aquellas soluciones con mejor relación coste/eficiencia.

P.- Han apostado por la importancia de la formación en materia de soledad. ¿Continuarán en esta línea a través de cursos, proyectos u otras iniciativas? 
R.- La cátedra elabora todos los cursos académicos un plan anual de actividades que giran en torno a una temática concreta. La soledad no-deseada y su impacto de la calidad de vida fue el tema seleccionado para las actividades del 2021-22. En el 2022-23 se estableció como núcleo temático de nuestras actividades el tema de los cuidados y apoyos y su relación con la calidad de vida. En breve, se anunciará el eje temático en torno al cual girarán las actividades para este nuevo curso 2023-24.

P.- ¿Podremos, y gracias a esfuerzos como el de esta cátedra, llegar a combatir esos elevados índices de soledad que existen actualmente? 
R.- La soledad es un problema no solo social, sino de salud pública que puede afectar de modo especialmente grave a las personas mayores en riesgo psicosocial. Es un problema, sin embargo, que afecta de modo significativo y creciente a otros grupos de edad (e.g., los jóvenes) que, en condiciones psicosociales equiparables, presentan niveles de resiliencia inferiores a los de las personas mayores. La cátedra seguirá poniendo su granito de arena para dar visibilidad al problema, sensibilizar hacia su importancia y promover el conocimiento de sus causas, los factores que lo hacen más perniciosa y sus posibles soluciones. Estas soluciones solo llegarán con la implicación de la sociedad en su conjunto. Conviene analizar críticamente hacia dónde vamos como sociedad y las tendencias organizativas y de relacionarnos en comunidad. Es necesario recuperar el énfasis en los intereses compartidos, por encima de las individualidades. Todo parece indicar que será un camino largo y difícil en el que la repuesta civil –vecinos, asociaciones y otros movimientos sociales– deberán jugará un papel importante en los cambios necesarios para la toma de conciencia del problema, la instauración de nuevos hábitos sociales y la educación de las nuevas generaciones.

P.- Además de la lucha contra la soledad no deseada  y poner fin al edadismo, ¿cuáles destacaría como pasos imprescindibles para, precisamente, alcanzar esa mejora de la calidad de vida de las personas mayores que persigue el equipo de profesionales que forman la cátedra?
R.- Que las personas mayores puedan seguir sintiéndose integradas y socialmente conectadas dentro de su comunidad, colaborando y aportando valor, libres de discriminaciones prejuiciosas sería, efectivamente, un gran avance para la mejora de su calidad de vida. En realidad, cuando hablamos de mejorar la calidad de vida de las personas mayores estamos haciendo recomendaciones que coinciden con las que haríamos para otros grupos de edad. 
Tendiendo en cuenta lo anterior, en mi opinión las acciones específicamente dirigidas a la mejora de la calidad de vida de las personas mayores deben centrarse en aquellos aspectos que las hacen más vulnerables y que, además de los anteriormente mencionados (soledad, prejuicios), tienen que ver con la pobreza, las barreras generacionales y la brecha tecnológica, las desigualdades de género, el deterioro de la salud física y mental, la necesidad de cuidar a otras personas mayores, la reducción crítica de la actividad física, intelectual y/o de las relaciones sociales (particularmente de aquellas más significativas).


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